Animales psíquicos (Parte I)

Los ejemplares menos evolucionados de la raza humana suelen afirmar que los animales no tienen sentimientos. Pero nada más lejos de la realidad, ya que no sólo sentimientos, si no que también es más que posible que tengan "un sexto sentido", probablemente más desarrollado que los propios humanos.

Y es que hay comportamientos animales que no se pueden explicar de manera convencional.

Estos se pueden separar en 5 categorías:
-presentir el daño a un individuo
-localizar a sus dueños, situados a grandes distancias (también llamados "Psi-rastreadores")
-encontrar el camino a casa 
-anticipar el regreso de un ser querido a casa
-presentir desastres naturales u otros hecho naturales


Quizás el caso más conocido de animal con un sexto sentido para predecir el daño a un individuo es el de Oscar.
Oscar haciendo una de sus rondas por el hospital.

Oscar es un gato fué adoptado como mascota por el personal de un hospital, el "Steere House Nursing and Rehabilitation Center", en Providence, Rhode Island. 
Y en la tercera planta es donde éste vive y ejerce su importante trabajo: No sólo predice la muerte de los pacientes, si no que además acompaña a aquellos que no tienen parientes que les hagan compañía en sus últimos momentos.
Todos los días Oscar hace su ronda por todas las habitaciones del tercer piso, entra y sale a su antojo, sin que nadie se lo impida, pero si Oscar decide hacerse un ovillo sobre la cama de un paciente junto a este, las enfermeras corren a recepción a llamar a sus parientes. Saben que el final está inevitablemente cerca...

Hasta la actualidad, Oscar ha predicho alrededor de 50 fallecimientos sin fallo, y el personal se encuentra tan agradecido por sus servicios (que les permiten avisar a los familiares con tiempo) que incluso le han colgado una placa de agradecimiento cerca del mostrador de recepción donde tiene su bol de agua.

También existe el caso de un perro, que predice los ataques epilépticos de su dueño. Cuando un episodio epileptico se aproxima, el perro comienza a lamer insistentemente la mano de su amo, un niño de 10 años.

Fido, el perro de Abraham Lincoln.

Pero no estos no son ni los unicos casos, ni los más antiguos. 
Podemos remontarnos a 1865, cuando Abraham Lincoln era presidente en los Estados Unidos. En el mismo momento en que éste era asesinado en un teatro en Washington, su perro Fido empezó a correr y a aullar desesperadamente de un lado para otro por toda la Casa Blanca.

Lord Carvarnon  (dcha.)



Un caso, si cabe, más extremo es el de Lord Carnarvon, patrocinador de la expedición que descubrió la tumba de Tutankhamun en Egipto. A los cuatro meses del descubrimiento, Lord Carnarvon murió, en ese mismo instante, a 5000 Km de distancia su perro dió un largo aullido y cayó muerto.




De entre los muchos casos de psi-rastreadores, mis favoritos son Hornblower y Prince.

Hornblower era un gran gato persa negro, que vivía con la familia Moore en Arkansas, pero los Moore tuvieron que mudarse a Nebraska, y dejaron a Hornblower con unos familiares vecinos. A los pocos días, el gato despareció, y pese a que los vecinos lo buscaron incansablemente durante horas, no hubo buenas noticias. Tres semanas después, Hornblower apareció en la nueva casa de sus dueños, donde nunca había estado antes, a 700 Kilómetros de distancia.

El periódico local, Miami Daily news, se hizo eco de la noticia
Prince por el contrario era un perro perteneciente a un joven soldado inglés llamado Brown. En 1914 partió para luchar en Francia, y poco después su perro desapareció de su casa donde se había quedado con la esposa del Sr. Brown. Ésta se enteró poco después de que Prince había llegado a los muelles de Londres, cruzado el Canal de la Mancha y había encontrado a su amo en las Trincheras en Armentières.


Pero no sólo los gatos y perros son capaces de tales proezas. 
En 1959, una familia sudafricana se mudó de casa a 1100 Kilómetros de distancia, dejando atrás a su mascota, una tortuga. La pobrecita tortu, se armó de valor, a pesar de haber sido abandonada, y echó a andar. Tres años después apareció en la casa de sus antiguos amos.

Valor y constancia a la tortu no le faltaban, pero yo en llegar les mordía los tobillos a mis dueños por haberme dejado tirada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de los gatos da yuyu porque te hace plantearte si cuando parece que persiguen algo que no ves, o que miran fijamente algo que no existe... ¿En verdad estarán viendo algo?

PaleMoonlight dijo...

Tu calla, que ahora que tengo gato de nuevo... Y más sabiendo que se lanza a cazar cosas invisibles. U_U

Menos mal que a este le gusta más mirar por la ventana xDDD

Luna dijo...

Dicen que los gatos ven a los espíritus... :P

Pues eso: pon un animal en tu vida!!! ^_^

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