Muy bonito Niemeyer... pero... ¿qué es?

Oscar Niemeyer, arquitecto Brasileño (1907-2012) discípulo e íntimo colaborador de Le Corbusier, es el estereotipo clásico de arquitecto moderno. Básicamente dedicó toda su carrera profesional a hacer estructuras imposibles en hormigón, pero, de utilidad dudosa.


No sabemos que tan contento estará el ministro de educación Brasileño con la colaboración de Niemeyer-Le Corbusier para el edificio del ministerio, y eso que esto aún parece un edificio...
Visualmente impactante, esta estructura se convirtió en todo un icono y sobretodo teniendo en cuenta que se trata de una construcción de 1936. 
Eso si hay que concederselo a Niemeyer, que a pesar de su rareza y singularidad, perduran en el tiempo sin perder actualidad e innovación.
Ministerio de Educación de Río de Janeiro (1936)

Niemeyer fué uno de los estándartes que lideró la creación de Brasilia en los años 40, pero con la llegada de la dictadura tuvo que exiliarse.
Una de sus obras simbólicas fuera de Brasil, fué el la sede Mondadori en Milán, aunque realmente es una versión 2.0 de el edificio Itamaraty en la propia capital brasileña. 

Fase de construcción sede Mondadori


Para los profanos, es un edificio con una cubierta totalmente innecesaria de hormigón. Para los arquitectos es una estructura compleja que sustenta un edificio de manera increible.

Vista parcial Sede Mondadori en Milán

Como buen aquitecto, el señor Oscar Niemeyer, a parte de ser de la Escuela de Le Corbisier, también es de la escuela de "Voy a hacer una escructura tremendamente compleja que se podría haber hecho de manera mucho más sencilla, total, no lo voy a calcular yo".
Personalmente hay una obra suya que me fascina y es lo que yo conozco como "La casa del malo de James Bond" . Este Museo de Arte Contemporáneo, con un concepto similar al Guggenheim de Nueva York, pero sin la practicidad de éste último.

Vista aérea del enclave idílico del MAC de Niteroi


El museo de Niteroi es una obra de arte por si mismo y otra vuelta de tuerca a los estructuras imposibles, todo en un enclave de lujo en la costa brasileña. La practicidad y función urbanística o incluso demográfica del edificio puede ser cuestionable pero el atractivo visual y la innovación es innegable.
Y además tiene el atractivo que fué una de las últimas obras del arquitecto a unos nada desdeñables 100 años de edad.





Vista lateral del futurista Museo.


Ya aprendí hace mucho tiempo que en los arquitectos no hay buscar practicidad o utilidad sino puro hedonismo. Para la eficiencia ya están los ingenieros.

 

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