Esta "disciplina" como su nombre indica no es otra cosa que el desarrollo de la visión a través de otros órganos, en general las yemas de los dedos.
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Dermovisión o percepción dermoóptica |
Pues bien, esta particular ciencia comenzó a estudiarse en el siglo XVIII, cuando
Franz Mesmer y otras personalidades de la época investigaban los efectos de la hipnosis y la denominada "
vista sin ojos".
En 1898 A. N. Khovrin, un médico ruso, experimentó con una mujer que podía identificar colores a través del tacto.
Posteriormente, a partir del 1918, el escritor
Jules Romains, (basándose en el hecho de que los sonámbulos pueden realizar complicadas acciones con los ojos cerrados)
, estuvo desarrollando su propia investigación con personas con este don, y llegó a la conclusión de que podría ser la solución para los ciegos.
A raíz de esto, escribió su libro "
Eyeless Sight" que no tuvo mucha aceptación en la comunidad científica, que respondió de forma muy variable entre la indiferencia a la animadversión.
Pero no fué hasta 1962 cuando se "popularizó" el concepto con la aparición de Rosa Kuleshova , una joven de 22 años que vivía en una ciudad industrial en los montes Urales en la antigua Unión Soviética.
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Rosa Kuleshova en una demostració de su don. |
Tras sufrir un ataque de epilepsia acudió a su médico,
Iosif Goldberg, el cual quedó fascinado cuando ella le comentó que podía ver los colores y leer letras impresas con la yema de los dedos.
Goldberg le hizo diversas pruebas y no pudo hallar prueba de fraude.
De hecho ese mismo otoño se la llevo al congreso regional de la Sociedad de Psicologos en Nizhniy Tagil, donde las numerosas demostraciones sorprendieron ampliamente a los asistentes y provocaron oleadas de personas afirmando tener los mismos dones.
Los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia, y "Tass", la agencia de noticias soviéticas informó de que los dedos reaccionaban por "irritación" a la luz.
Los profesores Abram Novomeysky y Filipp Bassin le realizaron diversas pruebas y solo llegaron a dos "conclusiones" (respectivamente):
- Su facultad requería de muy buena luz, pues parece ser que los dedos no podían leer en la oscuridad (al igual que ocurre con los ojos)
- Especuló con que los dedos de Rosa eran muy sensibles a la luz y detectaban las variaciones de longitud de onda de los diferentes colores. Pero que este talento perdido por la mayoría de los humanos, podía recuperarse con un poco de práctica.
De hecho, un tiempo después, Novomeysky descubrió, que en un estudio realizado en 80 alumnos de arte, uno de cada seis podía diferenciar los colores tras un pequeño entrenamiento.
Fuera de la Unión Soviética, Kuleshova tuvo muchos detractores.
Martin Gadner estudió el caso y afirmó que Rosa hacía trampas mirando por debajo de la venda, por el hueco que se formaba a causa de la nariz.
Más adelante efectivamente sorprendieron a Kuleshova haciendo trampas, pero sus defensores afirmaron que fué un desliz producto de la presión a la que estaba siendo sometida.
Fuera verdad o no, el caso es que en la actualidad estos estudios siguen actiuvos.
El mexicano Dr. J.L. Altamirano viajó en 2011 a Madrid donde expuso la técnica de dermovisión que ha desarrollado en los últimos cuarenta años con la cual ha enseñado esta práctica a 17.000 alumnos.
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Altamirano con algunos de sus alumnos |
A raíz del caso Kuleshova surgieron numerosos casos en múltiples países, muchos de los cuales no se habían dado a conocer con anterioridad por miedo a ser considerados locos.
Si bien es cierto que esta "disciplina" puede parecer mas o menos creíble, si hay otros caso que a mi me resultan particularmente poco creibles.
Cesare Lombrosso estudió el caso de una joven de 14 años que podía leer con los lóbulos de las dos orejas y la punta de la nariz, como resultado de haber perdido la vista tras un ataque epiléptico.
En 1979 la prensa china de Chengdu, afirmó que en la provincia de Sichuan había una niña que podía leer con las orejas.
Esto dió lugar a la aparición de niños que afirmaban
que podían adivinar el color de un papel sólo con olerlo.
Y al caso de Wang Bing y Wang Ginag, dos hermanas de Beijing de 11 y 13 años, que leían un texto colocándolo bajo la axila.
Por último, Ved Mehta, un joven hindú que afirmaba que podía ver con todo su rostro, desde que perdió la vista a los tres años como consecuencia de la meningitis. Cabe destacar que el joven iba sólo en bicicleta por las calles de Calcuta sin tener ningún tipo de incidente. (O eso se dice....)
En fin, que como digo siempre, yo sólo os expongo los hechos, y queda en la mano de cada uno decidir si es una posibilidad real o un fraude.