Anathema - The Silent Enigma
Año: 1995
Sello: Peaceville
Nacionalidad: Inglesa
Duracóon: 54:33
Tracklist:
1 Restless Oblivion
2 Shroud Of Frost
3 ...Alone
4 Sunset Of The Age
5 Nocturnal Emission
6 Cerulean Twilight
7 The Silent Enigma
8 A Dying Wish
9 Black Orchid
Ya hace más de 20 años que los hermanos Cavanagh, junto con Paradise Lost y My Dying Bride reinventaron el doom metal a principios de los 90. En este 2017, Paradise Lost han vuelto al género, con un disco que quizás las nuevas generaciones considerarán una obra maestra, pero que a algunos como a mí, sólo nos hará añorar tiempos mejores.
Sin embargo, mi recomendación no va a ser en esta ocasión una obra de Paradise Lost, ni siquiera mis idolatrados My Dying Bride. Curiosamente, el grupo que menos permaneció dentro del genero, fué el que, bajo el titulo de "The Silent Enigma", escribió la biblia del doom moderno. Señoras y señores, ante ustedes Anathema, los que fueron reyes del doom pero abandonaron su trono para siempre.
Este fué un disco complejo y no siempre valorado. Muchas veces criticado como el principio del declive del estilo doom en la banda al incluir elementos heredados del gótico, y que terminaría llevando a Anathema al rock progresivo que practican en la actualidad.
Vincent Cavanagh sería en este disco donde se haría por primera vez cargo de las voces además de las guitarras, aportando una personalidad y matices sorprendentes, desde gritos desgarradores, a pasajes de voces limpias, sin olvidar los lamentos lánguidos característicos y únicos del señor Cavanagh.
Musicalmente una obra maestra, manejando los tiempos de manera magistral, y creando un sonido limpio lo más distorsionado posible para mantener una cierta elegancia, pero siempre creando un ambiente opresivo y sofocante a medio paso entre la rabia y la melancolía.
El tema que da nombre al álbum es la muestra de todo el despliegue que se hace en el resto del disco, una joya atemporal.
Este fué un disco complejo y no siempre valorado. Muchas veces criticado como el principio del declive del estilo doom en la banda al incluir elementos heredados del gótico, y que terminaría llevando a Anathema al rock progresivo que practican en la actualidad.
Vincent Cavanagh sería en este disco donde se haría por primera vez cargo de las voces además de las guitarras, aportando una personalidad y matices sorprendentes, desde gritos desgarradores, a pasajes de voces limpias, sin olvidar los lamentos lánguidos característicos y únicos del señor Cavanagh.
Musicalmente una obra maestra, manejando los tiempos de manera magistral, y creando un sonido limpio lo más distorsionado posible para mantener una cierta elegancia, pero siempre creando un ambiente opresivo y sofocante a medio paso entre la rabia y la melancolía.
El tema que da nombre al álbum es la muestra de todo el despliegue que se hace en el resto del disco, una joya atemporal.